Luis Carlos Paraguay Vilcas
(Tayacaja, 1985)
153 En las alturas de Pucará
155 Hablemos Melgar
156 Encargo locuytiano
158 Waylluykim ari
159 Pukllakuy
Luis Carlos Paraguay Vilcas. Antropólogo por la Universidad Nacional del Centro del Perú. Ha publicado los poemarios “Diotima Llira” (Lliu Yawar Ed; 2018) y “Amanway” (Lliu Yawar Ed; 2020). Y es coautor del Glosario antropológico y utilidad mágico-religiosa de la edición actualizada del Arte y vocabulario en la lengua general del Perú llamada Quichua y en la lengua española de Vlas Valera (José Carlos Vilcapoma, 2018).
Luis Carlos Paraguay Vilcas en Almandino
En la prosa poética “En las alturas de Pucará”, Luis Paraguay, nos relata la historia de dos amantes, ese encuentro matizado con pretextos, como quien ama lo prohibido y decide buscar el inicio del rito del cortejo.
“y me fijo al espacio, me veo solo interactuando con el infinito cielo celestino de color voraz, los paisajes amarillezco de escarcha, el sol candente que infunde mi ser”
La ceremonia del amor se condensa en el camino, la naturaleza los observa atenta entre los juegos y los cuerpos se desean para mostrarnos el erotismo andino dibujado en las montañas, laderas y quebradas.
“Las quebradas húmedas son el riesgo intensivo, los pezones de las dos montañas empinadas y las laderas es el descanso de mí palpitar. Tus labios intrínsecos susurran en mí y la pompa que tomo de ti, es el movimiento que connota en mis sentidos de facto”
En “Hablemos Melgar” hay un monólogo con el autor de los “Yaravíes”, comparte el sentimiento de un amor no correspondido, una brecha que se dibuja entre las clases sociales y los sentimientos son más intensos, caen ante la belleza de la musa y desea tener el mismo fin.
“Mariano, hay un problema, ella es del otro pórtico, tiene bermejo feroz y soy prisionero suyo. Para no quejarme de mi amor desventurado, ojalá me fusilen como a ti, sin compasión, sin remordimiento”
El yo poético congenia con Melgar, se ve reflejado en él y de igual manera sus musas.
“Tú a Silvia y yo a Diotima Llira. ¡Oh, Silvia! ¡Oh, Llira!”
En “Encargo Locuytiano” el yo poético hace un viaje al pasado y se encuentra con dos profetas: Zaratrustra y Mo Ti. Con quienes tienen un diálogo sobre la incidencia y se encarga como un moribundo en las manos de Diotima Llira, su musa idealizada.
“—A sonreír —les dije. Les quiero dejar un encargo y si algún día preguntan por mí, digan que el deseo de un moribundo era dar el culto a Diotima Llira”
Los dos últimos poemas están en quechua chanka, una forma rebelde de manifestarse ante el desprestigio estructural que sufre esta lengua, direccionado a los quechua hablantes, esa forma de pensar andino se exalta en sus líneas con gran fluidez y tiene esa carga semántica, propia de esta lengua, que transcurre el sentir de los andes, esa relación que tienen con la naturaleza, la Pacha Mama. En “Waylluykim Ari” o “Sí, te quiero” el tópico que trata es el amor con un tono nostálgico, invoca a la amada representada en una flor.
«Sumaq anchiq wayta. [Bella flor encendida]
Imaynamanraq waylluyki [Te he querido de diversas formas]
chay chuya sunquypi [en mi corazón desolado]
qam kawsanki. [vives tú.]»
Ante esa manifestación idílica, la distancia se pronuncia marcado entre el campo y la ciudad, ese querer regresar entre las montañas cuando la imagen de la musa va desapareciendo.
«kay ñawi chuya anchiqmi [estos ojos desgastados te ven,]
chinkaq, chinkaqllataña [desapareciendo, desapareciendo,]
rikumun waylluykim ari nispa. [he visto tu querer, así diciendo.]»
En “Pukllakuy” o “Juego”, siguen latente el amor que está siendo observado por los astros, esa soledad en los andes es notoria y los amantes muestran su alegría, saben que no están solos, hace que las estrellas sean su cómplice.
«Qaqalu hatun chuya quyllurpi, [las estrellas desoladas desde el cerro]
qawarimuwaspanchik kusikun, [se alegran cuando nos observan]
chaynallataq marqariykuyki kusikuywan [y te llevo con mi alegría].
Estos amantes representados en pájaros revolotean en los andes, se posan en los cerros y los pedregales, entre los Apus o dioses cerros.
«Abancay runakunapa hatun apunman, [Con los dioses de Abancay]
chaynallataq ampay urquman, kisipata, [así mismo lleva por delante al cerro, Kisipata]
allinraqtaq Salqantay urquman riti intusqa, [bien que la granizada se pobló en Salqantay]
uyariwaqniy kay purun runa puriqmanta. [se escucha el camino infértil en el camino del hombre]»