Hubo algún tipo de rebelión en el paraíso, una terrible catástrofe sideral.
¡Terrible!
La eternidad, ese tiempo aquel sin final, terminó ese día.
La eternidad se terminó.
Nuestro cielo se había partido en dos y fuimos expulsados como estrellas fugaces.
Algunos se fueron a la galaxia de Andrómeda, otros mil años luz al vacííííííío, y a mí me expulsaron hacia un planeta azul de la Vía Láctea.
Apenas toqué su atmósfera sentí que me crecían alas grandes, y por instinto empecé a volar y al ver mi reflejo en el río vi que yo ahora era un águila en medio de una selva silvestre.
Fragmento de dramaturgia: Pakitsa de Yhon León-Chinchilla